El agua potable es apta para el consumo humano y, por tanto, debe cumplir determinados requisitos establecidos en la Ordenanza sobre agua potable. Por ejemplo, el agua potable debe estar libre de agentes patógenos, contaminantes químicos y otras sustancias potencialmente nocivas. Es suministrada por las compañías locales de abastecimiento de agua, que garantizan que cumple las normas de calidad exigidas.
El agua de servicio, por su parte, se refiere al agua que no está destinada al consumo humano y puede utilizarse para diversos fines, como regar plantas, descargar inodoros o para aplicaciones industriales. El agua de servicio puede proceder de diversas fuentes, como el agua de lluvia, las aguas grises o las aguas residuales tratadas.